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No quiero para mi esta desdicha.


Es increible pero, entre sus prolíficos escritos -casi todos dedicados a la fantasía, a las palabras, a los laberintos y a los espejos-, encontramos esta joya de irremediable intimidad.
Acá Borges escupe con sangre su culpa, dando un pequeño poema de intrincada belleza, que conmueve y conmociona.

El Remordimiento

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraude. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre esta a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado.

Jorge Luis Borges
Moneda de Hierro, 1976.

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1 comentarios:

Chango dijo...

Alucinante, descarnado, profundo, triste...

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