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Tres que hacen Uno


"Soñé otro mundo,
soñé conseguirlo,
lo conseguí soñando.
Soñé al despertar."

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Y más amor... Que lindo tópico el de esta semana...

Que lindo todo lo que dice... Disfruten y busquen amor, propaguen amor...

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Siguiendo con el amor

Muy buena reflexión, con humor, acerca de las diferencias entre el cerebro del hombre y la mujer.
Muy interesante!!!

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Onda Vaga para el mundo...

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"Everything in its right place"



Yesterday I woke up sucking a lemon...

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que leeendo que leeendo... Disfruten!

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Más del amor


Siguiendo la línea del Chango...el amor lo es todo, y a fin de cuentas es lo único que tiene sentido (si bien no comparto al 100%), y en relación a las últimas palabras del Tero (odioso amor) dejo a continuación un cuento que escribí hace mucho ya,allá por el 2003...

Subo al colectivo, última fila. Lentamente cierro los ojos, y entro en un profundo estado de meditación. De repente, un flujo de imágenes, sonidos, sensaciones, se apoderan de mis sentidos. Los conozco, ya los viví, aunque me consuela repetirlos. Sé que no es lo mejor, pero no puedo evitarlos; solo pensar en ella colma de emociones mis vacíos interiores, los vuelcacomo un torrente sanguíneo y recorre cada vena de mi cuerpo, concibiendo en mí una infrecuente sensación de frío y calor a la vez. Me siento poseído espiritualmente. Esas mismas sensaciones son las que dejan caer de mis ojos una transparente y perfecta lágrima que recorre mi mejilla, y que al llegar a mis labios es acompañada por una leve mueca melancólica de mis labios, ¿una sonrisa?.
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AÑORANZA
Todavía revivo esos momentos íntimos, en los cuales el tiempo se tornaba inútil. Solo nosotros dos, en una eternidad abstracta que por momentos la creía real, verdadera. Su espíritu, puro e intacto; ella toda, divinidad femenina.

IRA
Inesperadamente, mi inconsciente evoca desde el fondo de mi alma mi necesidad de venganza, mi sed de revancha, mi rencor en su máxima expresión. Todo mi cuerpo se presuriza, siento que voy a explotar, me siento en llamas.

PASIÓN
Su pelo, suave como su piel, castaño como sus ojos. Su roce, divino; su toque, angelical. Provoca en mí una reacción sexual incontrolable, mis hormonas satisfacen mi necesidad de ella, y no hago más que desearla fervientemente. Sé que me engaño a mí mismo; sé también, que no podría vivir sin siquiera un recuerdo suyo.

IMPOTENCIA
¿Por qué? ¿Por qué a mí, si mi único pecado fue amarla en exceso? Siento, y estoy convencido, que fui traicionado. Toda mi vida devoto a Él, para que me quitara mi razón de ser... de existir... de vivir. A medida que pienso en ello, mi escepticismo crece de manera tal que me arrepiento de haberle sido fiel a ese ser, que me abandonó sin yo merecerlo. ¿Qué hice? Sin embargo es extraño. Más lo odio, más desprotegido estoy. Me percibo débil, en soledad. Tengo mi orgullo y mis razones... tengo miedo.

ESPERANZA
No lo entiendo, no lo creo, no lo quiero creer. Debe estar por aquí, cerca de mí, protegiéndome como siempre. Es imposible que nuestro intenso e infinito amor se haya debilitado solo por el capricho de otro. Vuelve, lléname de vida nuevamente. “Ahí está!”, ahí la veo, está en todos lados. Me observa, me protege, me ama con la mirada. Un profundo placer y regocijo invaden mi alma, la tranquilizan y la mecen en sus brazos.

ENTREGA
¿Qué quieres que haga?. ¿Qué pretendes de mí? Amo, mato, velo por ti. Lo que me pidas, pero por favor no me quites mi aire, mi agua, mi sangre. Devuélveme la otra parte de mi alma, queya tan débil y afligida está, no pretendo nada más.

MENSAJE
Te extraño, echo de menos tu presencia. Extraño el querer ser un mejor hombre gracias a ti. Extraño tu cuidado, tu protección; extraño saber que bajo tus brazos sería libre toda mi vida, libre de sufrimiento, de dolor, de pecado. Siento en mis ojos un brillo, extravagante. Es fuerte, encandilante, tanto que enceguece mi mente. No sé si es de alegría, de dolor, de orgullo, de angustia. Sigue creciendo, y se hace más intenso, me obnubila por completo. Lo único que apenas se, es que por señales de mi espíritu, significa cambio, pasaje. Sin embargo no pude encontrarle el sentido.

RENDICIÓN
Me siento alto, muy alto. Tan alto que al mirar hacia abajo siento vértigo, y todo dentro de micuerpo da vueltas. Surge en mí un profundo terror, pero acompañado de una inmensa tranquilidad. ¿Por qué será? ¿Por qué no temo? No lo sé. De repente siento que todo mi miedo, mi sufrimiento y mi dolor trepan por mis pies. Siento por dentro de mi piel que se impulsan pormis piernas a una velocidad y fuerza sobrehumanas. Se detienen en mi pecho, toman control de mi corazón y me empujan al abismo. No me asusto. No grito. Me dejo caer. Siento que mis anhelos de volver a su lado se harían realidad.


Escucho un inmenso estruendo, inmediatamente abro los ojos, pero... algo sucede. Todo mi cuerpo está entumecido, no logro moverme. Solo escucho un fuerte y agudo zumbido que me aturde. No veo nada, solo imágenes borrosas que se mueven de un lado a otro lado, asientos quizás, ruedas tal vez, personas. Desesperadamente la busco entre la confusión, pero se me hace imposible identificar algo. Repentinamente, mis ojos comienzan a cerrarse. A pesar de mi resistencia, mis párpados, arrastrados por una fuerza sobrenatural, terminan de cerrarse.
Curioso. En ese mismo instante recordé la frase "Justo antes de morir, toda tu vida pasa por delante de tus ojos".

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El horizonte del Amor


Méritos y laureles al amor, pero, ¿seria el amor lo que es, sin su horizonte? ¿Se utilizaría al amor como medio de expresión de infinitas artes si no estuvieran sus opuestos? ¿que hariamos sin el odio? ¿que seria el amor sin las discuciones, las peleas y los desamores? ¿que pasaría del amor sin las divisiones humanas y las guerras de razas? Si ubicamos al amor en este trono, que bien merecido lo tiene, habría que preguntarse quien estaría ubicado a su derecha y quien a su izquierda. Habría que ver porque el amor es lo que es...porque se le pide tanto, porque se lo utiliza tanto. No quiero quitar merito a la "esencia" del amor, pero quiero ser crudo y aceptar que el amor no seria el amor sin los desamores. El amor de pareja no seria lo que es sin la soledad. Las reconciliaciones no serian , ni evocarían semejantes emociones "amorosas", si no peleáramos antes.
Durante mucho tiempo creí, como puede pasarle a muchos, que el opuesto del amor es el odio. Mucho tiempo pensé eso, hasta que por la fortuna de estudiar lo que estudio, un sabio y barbudo señor de Viena me hizo entender que lo opuesto del amor no es el odio, si no la indiferencia, la ausencia, la nada amorosa. En el odio hay amor, esta la misma fuerza, la misma energía emocional hacia ese objeto. Si no fuese asi, no podriamos sentir las dos emociones hacia la misma persona, si fueran opuestos, no podriamos vivenciar ese odioso amor. Por ende, quiero decirle gracias, a esa indiferencia, gracias a la ausencia del amor. Gracias a la falta de amor, entendemos el valor del amor, y elegimos no quedarnos en esa falta...entonces vuelvo a preguntar, ¿que seria del amor sin su propia ausencia? Y, ¿porque el amor es tanto mas poderoso que su ausencia? simple, la ausencia es real y el amor siempre estará acompañado de la utopía, y bien sabemos que, de y por las utopías, vive el ser humano, y el amor...es LA utopía que nos mantiene vivos.

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Jealous guy

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Love is my religion

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All you need is love

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Let love rule

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Love is the answer



No quería dejar de hacer un aporte al tema de esta semana. Voy a arrancar con algunas frases, algunos lugares comunes que ilustran lo que pienso acerca del amor.

"All you need is love" decía Lennon en Los Beatles, completamente extasiado, innundado por ese sentimiento que no requiere explicación, que es un todo y que a la vez es nada.

"Love can conquer any war, brothers and sisters join hands, we got to let love rule" aporta en una entrega armónica y desencajada Lenny Kravitz, estableciendo un ingreso al campo político de la humanidad, reflejando que bajo el poder del amor podríamos lograr casi todo. Y Ziggy Marley, hijo del gran Bobby, confirma; "Love is my religion".

Otra gran frase, esta vez de Saint Exupery, "Lo esencial es invisible a los ojos, y sólo se ve bien con el corazón." Y retruco, sólo se VIVE bien con el corazón. Es LA RESPUESTA, nuestra única respuesta. "Love is the answer" diría el gran John, años después de los FAB4. Y es así, lo creo fervientemente. “Es mejor sufrir luego de haber sido amado, que no haber experimentado el sentimiento.” Otra gran frase del inconciente colectivo que quiero rescatar, por haberlo experimentado. Agradezco al universo, a la energía que sea que me haya creado, el contar con esta posibilidad, el haber podido experimentar el amor.
Indefinible, inexplicable, invasivo, como un torrente de lava, inevitable, como lo más bello, lo que nos define.
Veía alguna vez en una película, probablemente una de esas comedias románticas que el tío Sam produce a montones que algún personaje decía que pondría en su obituario "amó y fue amado." “Y qué más?” aportan Los Piojos.
Y digo muy convencido, qué más? No es cierto que se necesita más que el amor. El amor lo puede todo, es un estado de elevación, trasciende al ser humano y lo define, se vuelve su esencia. Es lo que nos distingue, seres que tenemos la capacidad de amar, la capacidad y, por qué no?, la suerte de amar y ser amados. Inspirador de canciones, de grandes escritos, de fantásticas obras de arte, pero también creador de patrias, de mundos… El amor lo es todo.

Por último, voy a hacer una autocita, de uno de las primeras publicaciones de este blog, para ilustrar un estado de enamoramiento pleno.

Es una inspiración que infla el pecho, que llena los vacíos, que logra una sonrisa espontánea, verdadera. El encuentro fue mágico, inexplicable.
Sentimientos inexplorados, desconocidos. Como todo lo que es desconocido asusta, aterra… Pero no es ese miedo que paraliza, que no deja ser. Es un miedo que alienta, que motiva, que me lleva a querer cada vez más.
Me encuentro en sus silencios, en sus ruidos. Me busco en sus ojos, esos ojos que todo lo reflejan tan perfectamente. Me pierdo en su boca como en un sendero que desconozco. Me guía hasta ella y la luz que emana me impide elegir otra dirección.

Para terminar, los dejo con una creación de un gran profeta del amor, Bob Marley. ¨One love, one heart. Let’s get toghether and feel allright.¨

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Amor


comparto timidamente mi vision adolescente de hace unos años sobre el topico semanal, junto con una foto que da que hablar.

Amor


Porque el frío no lo congela
Y el calor no lo derrite
Porque en otoño no hay hoja que lo tape
Y en primavera flor que lo ignore

Porque existe uno solo
Pero es de todos
Puede ser tan egoísta
Como tan compartido

Tan fácil sentirlo
Que es difícil ocultarlo
Es su carencia de definición
Lo que lo hace tan perfecto

Es uno solo
Pero miles las formas de cederlo
Tan lindo es recibirlo
Como feo extrañarlo

Todos saben lo que es
Pero nadie explicarlo sabe
Locura te produce
Y la razón te enceguece


Porque en la mirada se expone
Y de la mano se lleva
En la boca se siente
Ese beso que no miente

Tan temeroso por momentos
Tan salvaje en otros
Sin palabras que expliquen
Todo lo que se siente al vivirlo

Cada uno inventor del suyo
Porque hace de las palabras una poesía
Sensibilizando a los que lo poseen
Y presentándose a los que no lo beben

Balbi

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Del amor II

Como en uno mismo conviven el yunque y la rosa, tenemos contradicciones. Porque el intelecto y el corazón colisionan. Lo que al sentir parece inevitable y absoluto, es para la razón insensatez. Lo que para la razón es lógico y coherente, a todas luces es para el corazón una entelequia.
Luego de pensar en el lado oscuro del amor, y de verbalizar los horrores que me acechan, recordé lo que escribió Herman Hesse con sabias palabras:
"Supe que ser amado no es nada; que amar, en cambio, lo es todo"
Que paradoja, el existencialismo más salvaje se cubre a veces en un bálsamo de acietes y caricias.
Así es la naturaleza humana. Pero no quiero distraerme. El amor invade, es difusivo, es ineludible y su objeto está en sí mismo. Como la alegría. Nadie tiene o encuentra razones para amar. Nadie puede alegrarse a voluntad. Ambos contagian sin razón.
El amor, aunque a veces egoísta, ama sin dudar, como una pulsión inequívoca y salvaje. Si correspondido, dulce como la miel. Si desdeñado, hiel y dolor. Pero siempre amor, injustificado, irracional, primario, primitivo.
Amor, motor. Amor de muerte o amor de paz.
Hay que amar. No queda otra, y abrazar este principio que, o te carcome o te alimenta.
Parafraseando y editando a Erich Fromm:
No hace falta necesitar para amar, dado el caracter irreverente y atrevido del amor. Pero cuando se ama, es imposible no necesitar.

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Del amor


Dice Arthur Schopenhaur: “Una vez satisfecha su pasión, todo amante experimenta un especial desengaño: se asombra de que el objeto de tantos deseos apasionados no le porporcione más que un placer efímero”

Nunca fue tan bien descrita esa ubicua sensación que abruma al amante tras encontrarse tendido al costado de la amada. Sin embargo la síntesis propuesta omite una circunstancia que, por misteriosa y sublime, es poco habitual y esquiva.
La medida del amor es el deseo y el egoísmo, y cuanto más grandes sean éstos mas sublime, elevado y perfecto será aquel.
Cuando la necesidad de poseer trasciende la satisfacción de la posesión, estamos frente a la raíz misma del amor
.
El amor trasciende la concupiscencia y la sensualidad cuando no es completamente satisfecho.
La dualidad del alma que por un lado tiende a compensar el deseo con la satisfacción, busca por otro lado sostener en el tiempo un estado de permanente carencia, fuente de todo movimiento e inclinación. De ésta forma el ser humano busca caminar hacia el sol siempre por el lado de la sombra.

En conclusión, propongo una reformulación a la frase de Don Arturo:
El amante experimenta fatalmente lo efímero del goce, circunstancia solo morigerada por la imperiosa necesidad de más. El amor solo persiste frente a la conjunción inverosímil de placer y displacer, de desasosiego y cetreza, de posesión y carencia.
El amor camina sobre el filo de una daga que atraviesa al hombre, sumiéndolo en profunda incertidumbre.
Lo único que puedo afirmar es que no se porque amo a mi amada, pero a su vez sé que la sigo amando porque la deseo y porque pese a creer satisfacerme, el deseo persiste, reconfigurado, ampliado y siempre sediento.

Chamán

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Azucar del estero para endulzar la mañana

Al alma hay que darle de comer, un poco de Azucar del Estero...

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Dulce Gorrión


Dulce gorrión
quiso encontrar
un lugarcito en mi mente
Ya no te miro igual

Un viaje más,
lejos del mar
Donde el alma me entiende
Yo te puedo acercar

Mi voz te puede lastimar
No es real
Tu amor me ayudará a olvidar

Que un dulce gorrión
Quiso encontrar
Un lugarcito en mi mente
Ya no te miro igual....


Fefe Petriella

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Para ir palpitando el jueves...

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Energía para un lunes

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El sábado pide un beso

Por favor checkeen el look de Pergolini cuando arranca...

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Quedándote o yéndote

A pedido de Nashinga AE, comparto esta creación magistral... La pureza del flaco, de un flaco inspirado, melancólico, esperanzado... Con ganas de vivir y transmitir un mensaje, de amor y de vida...

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Capítulo 68, Rayuela - Julio Cortázar



Estos días recordé un hermoso capítulo de Rayuela, de Julio Cortázar. Leí por ahí, en el blog elmundosigueahi.blogspot.com, que este texto en gíglico es "un lenguaje de la intimidad. Un dialecto que sirve para expresar el mundo en el que viven los dos protagonistas, que sólo ellos conocen y viven a su manera, y por ello, recurren a un código propio para expresar ese mundo. Se trata de un lenguaje privado, un idioma del amor, que los une en una dimensión a la cual sólo ellos tienen acceso..."

No busquen descifrar las palabras, pues no existen. Solo intenten encontrar el sentido que sugieren, y no que determinan.
Eso es el gíglico a mi entender: sugestión.

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

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Una linda historia de vida

“Sueño con la paz mundial”


Efraín Wachs es un icono del deporte argentino: a los 91 años, compitió en el Mundial de Atletismo Master de Finlandia y consiguió seis medallas. Personaje emblemático en Tucumán, lugar que eligió para vivir, anhela correr hasta los 100 y espera ver, algún día, la paz mundial. Esta es su vida, presente, pasada y futura, siempre intensa, siempre con una sonrisa a donde quiera que vaya.

La cita tenía hora y lugar. La casa de su hija Clara, en Caballito, sería en donde nos encontraríamos para descubrir y repasar las distintas vivencias transitadas a lo largo de su vida. Ese primer encuentro, tan esperado, tardaba en llegar debido a los compromisos propios de un ganador de su talla. Maca, la fotógrafa, preocupada por la falta de luz, analizaba cada espacio para la foto perfecta mientras que Clara, mensaje de texto de por medio, reclamaba la vuelta de su padre. Ahí estábamos, ansiosos, expectantes, hasta que finalmente llegó el momento. Un conjunto celeste y blanco acompañaba el andar de Don Efraín Wachs, que, después de una larga sesión fotográfica en el Parque Centenario, se disponía a comenzar otra de las tantas entrevistas pactadas. Eso sí, sonrisa de por medio.

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Su infancia y su historia

El 12 de marzo de 1918, Moscú reemplazaba a San Petesburgo como capital de Rusia. Ese mismo día, a miles de kilómetros de allí, nació en Rosario Efraín Wachs, el mayor de cinco hermanos, hijo de Manuel Wachs y Fanny Banet, quiénes se conocieron en Argentina, a comienzos de siglo. Su padre era austriaco, militó en la Liga del Sur y escribió colaboraciones para el diario La Capital mientras que su madre nació en Egipto y fue la primera farmacéutica de Córdoba. “Mi relación con mis padres siempre fue muy buena. Nunca me faltó nada. Es más, cuando estuvo la II Guerra, en el ’39, yo colaboraba con mi sueldo porque mi padre era representante de firmas extranjeras y estaba todo parado”, anticipó Wachs. Los años pasan y marcan una profunda brecha con lo que acontece, pero para este personaje rosarino todo es un constante ayer. Su memoria no lo traiciona, por el contrario, lo mantiene vivo.

-¿Qué recordás de tu paso por la escuela?

Siempre me gustó estudiar. Era un chico aplicado. La escuela primaria la hice en el colegio Olegario V. Andrade y la secundaria en la Escuela Normal de Rosario porque quería ser maestro. Igual cuando terminé dí las equivalencias en el Colegio Nacional y el Comercial. Así que tengo tres títulos.

-¿Y tus amigos? ¿Cómo era tu relación?

Te digo algo: te puedo nombrar a mis 33 compañeros. Con todo el mundo me llevé y me llevo bien. Cuando cumplimos 60 años de egresados, organicé una reunión para reencontrarnos. Por suerte se pudo hacer y les dediqué una poesía que se titula ‘Recuerdo de mi familia’. Porque ellos también son mi familia.

Imágenes que van y vienen hacen que la nostalgia se adueñe del comedor en el que habla. Las palabras parecen perderse en la nada pero el grabador atestigua que semejante contenido debe perdurar en el tiempo. Clara, “Mimi” para él, le obliga a ponerse la campera, le trae un vaso de agua y un caramelo. Lo cuida. Todo el mundo lo hace. Hoy Efraín es de todos: lo que ha conseguido en Finlandia pone a la Argentina en los primeros planos a nivel mundial. Tantos días alejados de casa valieron la pena. Pero este suceso merece párrafo aparte. Quién lo reclama en este momento, además de un centenar de periodistas, es su mujer Miriam (86), santafesina radicada en Tucumán desde pequeña, que comparte la vida junto a su campeón hace 60 años. “En realidad hace 120. Son 60 míos y 60 de ella”, aclara, entre risas, y continúa: “A ella la conocí en Salta. Recuerdo que la primera pieza que bailamos fue un vals y al instante me enamoré”. Todo un galán que, junto a ella, tuvieron a Clara, a Manuel y a Eduardo, sus tres hijos que, a su vez, le han dado a Efraín ocho nietos. “Ojalá que pueda ver a mis bisnietos”, se entusiasma este contador que hoy sigue trabajando por su cuenta y ha prestado sus servicios por 40 años en el Banco Nación. “Trabajar en el banco me dio la posibilidad de conocer muchas provincias. De hecho, por viajar tanto, tuve que hacer la carrera de contador en el doble de tiempo porque sólo hacía tres materias y libres”, cuenta. Desde un principio, sus sueños y sus convicciones lo llevaban de acá para allá. Intenso.

Sus dos grandes pasiones: el atletismo y el ajedrez.

Con la vista en el techo, recordando detalles y jugando con la historia, Efraín vuelve a su infancia y la resume con tono firme y sin dudar. “A los tres años ya sabía leer y escribir. A los cinco, encontré un libro rojo, con letras doradas, de Emmanuel Lasker que era el campeón mundial de ajedrez. Leyendo el libro fue que aprendí a jugar”. Así empezó un largo camino de unos 65 años de vida. Ya en la escuela secundaria iba a un club de ajedrez muy humilde en el que fue aprendiendo y mejorando sus habilidades. “Todos los sábados se realizaban torneos ping pong con ventaja de tiempo y material por categoría”, dice. A los 20 años, con estudio y trabajo de por medio, Efraín vivió uno de los momentos más felices de su vida.

-¿Cómo fue ganarle al campeón del mundo Alexander Alekhine?

Mirá, yo había empezado a trabajar en el Banco Nación y me destinaron a Casilda. Ahí le gané a todos, era el campeón del lugar. En ese entonces, en 1938, el campeón mundial de ajedrez era Alexander Alekhine y había ido a Rosario para jugar contra diez jugadores de ahí, más el campeón de San Nicolás y de Casilda. Él se cuidó de los grandes jugadores. La partida conmigo fue la última, la más larga. Al final coroné y se enojó y tiró todas las piezas del tablero. No me quiso firmar la planilla.

Efraín se ríe. Se infla con el recuerdo y la emoción, por la hazaña conseguida. Y la historia continúa: integró, en varias oportunidades, el equipo tucumano de ajedrez y en la década del ’60, fue Presidente de la Federación de esa provincia durante cinco años. Y la lista sigue y sigue, pero a los 70 llegó a su fin.

-¿Por qué dejaste de jugar al ajedrez?

Cuando uno está en primera categoría, hay que seguir perfeccionándose. En todas partes del mundo aparecen variantes nuevas por lo que hay que estudiar. Y yo no tenía tiempo de estudiar. Entonces busqué algo más movido.

Había llegado el momento de los pantalones cortos. La edad es lo de menos, basta recurrir a la fórmula de este hincha de Rosario Central, Atlanta y San Martín (Tuc.): “Correr es vivir”. Su espíritu irradia las ganas propias de un niño que se asombra a medida que va conociendo el mundo.

-¿Por qué te inclinaste hacia el atletismo?

Porque el correr me hace sentir vivo. Disfruto físicamente como con el ajedrez disfrutaba intelectualmente. Es una fuente de satisfacción: me hizo conocer a un montón de amigos y el hecho de verlos bien a ellos y verme bien a mí, me pone contento. Es una disciplina que fomenta la amistad.

Serán muchos entonces los que habrán irradiado felicidad a lo largo de estos años. Sobretodo, entre el 28 de julio y el 8 de agosto, cuando se disputó la 18º edición del Mundial de Atletismo Master, en Lahti (Finlandia) en el que participaron 5.250 personas de 88 países diferentes. En la categoría mayores de 90, seis medallas, de diez posibles, fueron a colgar de uno de los 22 representantes argentinos en la competencia. Efraín ganó el Cross Country de 8k en 1:36:25, consiguió la presea plateada en salto en largo y en salto triple y coronó su actuación con tres bronces en los 1.500, 5.000 y 10.000 metros, detrás de su compatriota y amigo Ricardo Chiaparelli. “Este sueño no podría haber sido realidad sin la ayuda de mi primo Mauricio”, aseguró el representante de la Asociación Tucumana de Atletas Masters. La cosmética Silkey Mundial, empresa en la que Mauricio Wachs es director ejecutivo, fue la que hizo posible el viaje al afrontar todos los gastos.

Las medallas se lucen arriba de la mesa. La portada de un diario finlandés indica que nuestro querido representante es el hombre del momento, que todavía ve lejano su retiro.

-¿Cuáles son tus próximos proyectos?

En el próximo Mundial de California, quiero presentar un equipo argentino con cuatro integrantes de 90 años y poner a nuestro país en el primerísimo lugar ante el mundo. Y dos años después, en Porto Alegre, quiero presentar un equipo de 95 años aprovechando que es más cerquita. Y así seguir. Hasta los 100 pienso correr todas las pruebas.

Una consistencia absoluta. Inquebrantable. Lleva en su pecho, a flor de piel, ese mensaje que habla del carácter inclusivo del deporte, aquél que sostiene que la edad es sólo un número, el que recuerda que “viejos son los trapos”.

El tiempo se acaba y la oscuridad se va apoderando lentamente de nuestro alrededor. Lamentablemente se acerca el final de este breve recorrido de la vida de una gran persona. Y todo lo vivido lleva a una inevitable cuestión.

-¿Hay algo que te haya quedado por hacer?

Yo sueño con ver algún día la paz mundial. Que se acaben las guerras y haya tranquilidad en todos los países del mundo. Antes soñaba con ganar alguna prueba de un Mundial, ahora hay cosas más importantes.

Un campeón de la vida.

91 veces quiero

El 12 de marzo de este año, Efraín Wachs cumplió 91 años y decidió festejarlos de una manera muy particular: corrió su edad en recorridos de 100 mts. durante 93 minutos, en pleno centro histórico de San Miguel de Tucumán. “Cuando cumplí 89, corrí 89 veces en la plaza Urquiza. Cuando llegué a los 90, también corrí 90 veces pero en la plaza Independencia, la principal de Tucumán”, recuerda y continúa: “Este año, la banda de música me tocó el feliz cumpleaños, tres de mis nietos me acompañaron durante todo el recorrido y también hubo un grupo de 30 o 40 cambiantes, entre atletas y amigos, que también corrieron”. Un evento acorde a las circunstancias. Una fiesta del campeón.


Ampliemos las vitrinas

En toda cita internacional de atletismo, la Argentina no suele frecuentar los primeros lugares. Aunque siempre hay una excepción a la regla que, en este caso, tiene nombre y apellido: Efraín Wachs. Solamente en 2008, consiguió 21 medallas: nueve títulos argentinos (7 oros y 2 platas) y 12 sudamericanos (8 oros, 2 platas y 2 bronce) mientras que en el último Mundial, disputado en Lahti (Finlandia), le dio al país una medalla dorada, dos de plata y tres de bronce. “En Puerto Rico (2003) conseguí cuatro medallas. En San Sebastián (2005) me quedé con cinco y ahora en Finlandia obtuve seis. Espero que en Sacramento llegue a las siete”, bromeó Efraín, de cara a lo que será el próximo Mundial, en dos años, en Estados Unidos. ¡Que pilas!

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Pequeña poesía con enseñanza

Hace mucho tiempo, me crucé con una poesía.
El autor fué mi tío abuelo, o al menos eso me sugiere un recuerdo, tal vez ficcionado por influjo del orgullo.
El impacto que me produjo fué tan inmediato que, con tan sólo una fugaz lectura, pude atesorar dos de sus versos, probablemente desfigurados:

Ser pobre no es deshonor
y si no tenés riqueza
se feliz en la simpleza
que te permiten tus dones
que muchos darían sus millones
por la paz de tu pobreza.

El que perdona una ofensa
demuestra nobleza suma.
Que no te ciegue la bruma
del rencor con su tormenta.
Se como mata de menta
que la aplastan y perfuma.

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Quedándote o yéndote

Por favor, aprecien la poesia, el arte, el mensaje esperanzador y lo bello de sus palabras...



Y deberás plantar,
y ver así a la flor nacer.
Y deberás crear,
si quieres ver a tu tierra en paz.
El sol empuja con su luz,
el cielo brilla renovando la vida.
Y deberás amar,
amar, amar hasta morir!
Y deberás crecer,
sabiendo reír y llorar.
Seguir Leyendo...
La lluvia borra la maldad,
y lava todas las heridas de tu alma.
De tí saldrá la luz,
tan sólo así serás feliz.
Y deberás luchar,
si quieres descubrir la fe.
La lluvia borra la maldad,
y lava todas las heridas de tu alma.
Este agua lleva en sí
la fuerza del fuego,
la voz que responde por tí,
por mí...
Y esto será siempre así,
quedándote o yéndote...

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Un lindo mediodía... con sol

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Femenino


De las intenciones que fingen tu mirar
y las prosas que pretenden sorprender,
a las miradas que consiguen hostigar
y las palabras que simulan entender.

De la inepta perseverancia de creer
y la fatídica manía de esperar,
a la melancólica alegría de aprender
y la catártica necesidad de no recomenzar.

De la asidua expectativa de tu admirar
y la visceral capacidad de reincidir,
a la suicídica resignación de aceptar
y la peculiar costumbre de reprimir.

De la voluntuosa actitud de escribir
y la desganada pena de volcar,
a la fóbica comprensión de percibir
y la masoquista obsesión de maltratar.

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La magia del Caleidoskopio

La mirada refractada

La decisión de retomar un sueño en la vigilia o destinarlo al olvido puede actuar en la vida de un ser humano de un modo inimaginable. ¿Alguien soñó alguna vez estar dentro de un CaleidosKopio? (de aquí en adelante me permitiré la licencia ortográfica.) Yo soñé que estaba dentro de uno y que de las múltiples imágenes de colores, podía mirar hacia el exterior, entonces más opaco y uniforme.

Un día puse el ojo en un prisma triangular y empecé a girarlo. Enseguida entendí aquel sueño: múltiples formas de hacer y observar pueden estar dentro de uno, pero no está mal sacarlas a pasear, para cruzarse con otras, las nuestras, las de todos… Las infinitas.

Así nace nuestro CaleidosKopio, un espacio, muchos espacios, y el juego de lo que sucede de manera irrepetible cada vez.

Explosión de Colores


Caleidoskopio
"Ventana al ludismo de lo cultural"

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Puente Celeste


Altamente recomendado. Fui a verlos en vivo ya una vez, y es realmente un orgasmo auditivo. No se lo pierdan!

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El tiempo (bis)


Dos breves reflexiones de Georgie sobre el tiempo. (es increible como la asiduidad con que uno frecuenta ciertos autores imprime una sensación de falsa familiaridad y cercanía, por eso me permito, de manera bastante atrevida, llamar a Borges como lo hacían sus íntimos)

“Leemos en el Timeo de Platón que el tiempo es una imagen móvil de la eternidad, y ello es apenas un acorde que a ninguno distrae de la convicción de que la eternidad es una imagen hecha con sustancias de tiempo”

"Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la mitología tibetana) no es espan­toso por irreal; es espantoso porque es irreversible y de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciada­mente, soy Borges."


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Y más para pensar y vivir...


El maestro Schopenhauer, escrutador de la naturaleza humana, supo como nadie poner en palabras el hondo sentir de infinidad de personas. Su pensamiento fue rescatado por Nietzche y yo lo considero el verdadero padre del existencialismo. A su vez, siempre, dejó entrever un pequeño rayo de esperanza y optimismo en sus escritos.
Acá pequeños extractos de "Parerga und Paralipomena":

"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir... Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas."

"Los hombres se parecen a esos relojes de cuerda que andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas imperceptibles."

"Me dicen que abra los ojos y contemple las bellezas que el sol alumbra; que admire sus montañas, sus valles, sus torrentes, sus plantas, sus animales y no sé cuantas cosas más. Pero entonces, ¿el mundo no es más que una linterna mágica?. Ciertamente el espectáculo es espléndido, pero en cuanto a representar allí algún papel, eso es otra cosa."

"No hay más que tres resortes fundamentales de las acciones humanas, y todos los motivos posibles sólo se relacionan con estos tres resortes. En primer término, el egoísmo, que quiere su propio bien y no tiene límites; después, la perversidad, que quiere el mal ajeno y llega hasta la suma crueldad, y últimamente la conmiseración, que quiere el bien del prójimo y llega hasta la generosidad, la grandeza del alma. Toda acción humana debe referirse a uno de estos 3 móviles, o aun a dos a la vez."

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Para un buen mediodía

La genialidad de Charly garcía en su máxima expresión (Seru Giran). Que lo disfruten!!! SEEE!

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La ley natural

Siguiendo con la dinámica de Arthur propuesta por Pablo, me nace comentar sobre la ley mayor, por encima de toda ley institucionalizada, creada por la cultura, que no tendrá, ni tuvo un corte socio-histórico, la ley que no creo el hombre, la ley que se le impone al hombre como animal racional, la ley suprema, la Ley de la naturaleza. Pero, ¿a que nos referimos con la ley natural? ¿que hacen las leyes?. La ley natural no esta escrita en ningún encuadernado, y no puede ser modificada por ningún hombre o institucion creadora de las leyes, aquellos dictados que ordenan a las sociedades, y dictaminan los pagos, lo justo, la condena que corresponde a cada crimen o injusticia. Se preguntaran, ¿que ordena, que dictamina la ley natural? Pues la ley de la naturaleza diría algo así: por la injusticia de haber sido expulsados (expulsados en tanto ingreso al mismo) a este mundo, por el DELITO de haber nacido debemos pagar con la muerte. Por ende, por el crimen o delito de haber nacido sin elección alguna, la ley natural nos dictamina como pago a este delito, la muerte. Por nacer morimos...la simple ley de la naturaleza...por el crimen de nacer, la naturaleza nos condena a morir.
Después de leer esta idea filosófica de la Fenomenologìa y el Existencialismo, recomiendo lean el Inmortal de Borges...entenderán mejor lo que seria no pagar la deuda que tenemos con la ley natural, y como nos indica el genio en su obra, si hay un río del cual beber la inmortalidad, hay otro río del cual beber la mortalidad....¿Cual eligen?...recomiendo lean bien el cuento antes de responderse a si mismos...

Unas palabras que salieron espontáneas, gracias a una materia que curso ahora mismo, el tópico genial que tiro Pablito con Arthur...solo para compartir y pensar las maravillas de la vida muchachos....

abrazo!

pd: F.N dijo alguna vez, el eterno retorno, lo que vivas hoy, retornara para siempre, pero no seremos aptos de volver a vivirlo de idéntica manera. Vive hoy pensando en tu eterno retorno...cada momento eternizado en uno mismo.

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Her Morning Elegance

Siguiendo con la dinámica que propuso Nashingae, les dejo esta joyita de stop motion

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Radiohead - Street Spirit (Fade Out)

Les dejó un videoclip de la banda Radiohead. Puede gustarles o no el tema o la banda (en lo personal me gusta mucho), pero es de apreciar la dirección y el arte del video...




Director: Jonathan Glazer
Grupo: Radiohead
Tema: Street Spirit
Disco: The Bends
Año: 1995

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El tiempo.



El hombre no vive más que en el presente, que
huye sin remisión hacia el pasado y se abisma en la
muerte. Salvo las consecuencias que pueden refluir
en lo presente, y que son obra de sus actos y de su
voluntad, su vida de ayer está por completo muerta,
extinta. Por eso debiera ser indiferente para su razón
que ese pasado estuviese hecho de goces o de penas.
El presente se escapa de su abrazo y se transforma
sin cesar en pasado; el porvenir es por completo in-
cierto y sin duración...lo mismo que desde el punto
de vista físico la marcha no es más que una caída
siempre impedida, así también la vida del cuerpo no
es más que una muerte siempre suspensa, una
muerte aplazada, y la actividad de nuestro espíritu
sólo es un tedio siempre combatido... A la postre es
menester que triunfe la muerte, porque le pertene-
cemos por el hecho mismo de nuestro nacimiento, y
no hace sino jugar con su presa antes de devorarla.
Así es como seguimos el curso de nuestra vida con
extraordinario interés, con mil cuidados y precau-
ciones mil, todo el mayor tiempo posible, como se
sopla una pompa de jabón, empeñándose en inflarla
lo más que se pueda y durante el más largo tiempo, a
pesar de la certidumbre de que ha de concluir por
estallar.

Arthur Schopenhauer

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A arrancar bien el miércoles...

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Las pequeñas cosas

Esta pequeña lista citada a continuación me hizo reflexionar sobre la importancia de las pequeñas cosas; de entender que la vida no tiene sentido como una montaña de planes, sino como una llanura de momentos, una sucesión de trivialidades que diariamente tienen la potencialidad de asombrarnos, embriagarnos, entretenernos, conmovernos, iluminarnos.
Homero (el hombre amarillo, no el rapsoda heleno), en su infinita simplicidad y con mucha grandeza, evita la torpeza de acometer grandes cosas. Su vida insignificante puede ser un faro de enseñanza.
El lugar común en el que todos caemos ante la pregunta "que harías si supieras que vas a morir mañana?" fué sorteado con hidalguía, ofreciendo un mensaje simple: Nuestra vida amerita ser vivida como es, con lo maravilloso de su pequeñez y su fatal intrascendencia.
El humor que sobrevuela al enunciado de su lista se transfigura en inevitable estremecimiento por la súbita noción de fatuidad que nos abruma; por la conciencia arrancada y recuperada de que el insistente día es un domo de enormes oportunidades que tenemos frente a nosotros y despreciamos.
Supo Lennon plasmar: "Life is what happens to you while you´re busy making other plans".
Recordar a papá, mirar un amanecer o comer en familia, son para muchos nimiedades cotidianas. Sin embargo, las prefiero a querer dejar un inocuo legado de grandeza, al éxito inveterado, o al deambular anestesiado que impone la mándibula de Cronos.

Chamán.

En un memorable capítulo de la segunda temporada de Los Simpson titulado "Aviso de muerte" ("One Fish, Two Fish, Blowfish, Blue Fish" en inglés), Homero piensa que comió un pez venenoso y cree que le quedan sólo 24 horas de vida. Decide entonces hacer una lista de las cosas que le gustaría hacer antes de que termine ese día. La lista es la siguiente:
1. Hacer una lista
2. Comer un desayuno abundante
3. Grabar un video para Maggie
4. Tener una conversación de hombre a hombre con Bart
5. Escuchar a Lisa tocar el saxo
6. Hacer los arreglos para el funeral
7. Hacer las paces con papá
8. Cerveza con los muchachos en el bar
9. Reprender al jefe
10. Hacer parapente
11. Plantar un árbol
12. Una cena final con mi amada familia
13. Intimar con Marge
14. Mirar el amanecer

Fuente de la lista: El Blog de las listas : http://blogdelaslistas.blogspot.com/

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Para dormir con una sonrisa...

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Un poco del humor de un grande.


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Judge Not


Don't you look at me so smug
And say I'm going bad.
Who are you to judge me
And the life that I live?
I know that I'm not perfect
And that I don't claim to be.
So before you point your fingers,
Be sure your hands are clean.

Judge not
Before you judge yourself.
Judge not
If you're not ready for judgement. Woah oh oh!

The road of life is rocking
And you may stumble too.
So while you talk about me,
someone else is judging you.

Judge not
Before you judge yourself.
Judge not
If you're not ready for judgement. Woah oh oh!

The road of life is rocky
And you may stumble too.
So while you talk about me
Someone else is judging you.

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La ruedita de la vida

“El sacrificio es lo más grande que hay", decía mi padre. Era una expresión que usaba los domingos, cuando descansaba, después de trabajar en un bar de Canning y Córdoba doce horas diarias y seis días a la semana. Aquél era una especie de rezo laico, o galaico, como se prefiera. Un legado cultural. Los inmigrantes españoles y también los italianos, los sirios y los judíos tenían por filosofía el trabajo a cualquier precio y se regodeaban en el cansancio. La abuela polaca de un amigo le decía siempre: "El sacrificio trae beneficio". El sacrificio llevaba al progreso en la Tierra y a la recompensa en el cielo. Los hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes fuimos criados en esa concepción, que Benjamín Franklin ayudaba a definir en el siglo XVIII: "La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla".


La pereza era entonces, y en muchos casos no ha dejado ser nunca, el peor de los pecados posibles en una sociedad formada por corrientes migratorias. Una traición a la historia, a la integridad y al destino. Un imán del vicio y la miseria. En la Argentina, el perezoso de clase alta es un ocioso rentístico; el de clase media, un vago; el de clase baja, un marginal.

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Pero como decía Beckett, no existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza. Para un indolente con argumentos el mundo actual es ese injusto sistema según el cual pedimos a los gritos que nos den trabajo, es decir: hacemos lo imposible para que nos acepten como esclavos.

En las sociedades burguesas modernas las secuelas de la pereza, sin embargo, no necesariamente tienen relación con la productividad. Hoy hasta los seres más productivos sienten culpa de practicar la nada, aun en los permitidos recreos del trabajo. Antes se pensaba que si uno hacía ocio, estaba perdiendo la posibilidad de ganar dinero. Hoy, si uno cae en el ocio, piensa que se está perdiendo algo importantísimo que está pasando en otra parte. Algo que debe gozar o realizar y que no debe perderse.

Esa extraña inquietud debe mucho a este mundo de opciones diversas, planos múltiples y mandatos infinitos. Por mandatos me refiero a mantenerse en forma con distintas clases de gimnasias, aventurarse en nuevas tecnologías, estudiar de manera perpetua, asistir a cursos, ver películas, leer todo lo que se puede, visitar lugares imperdibles, hacer terapias, practicar el sexo con intensidad, y otros asuntos de vida o muerte. Los mandatos que nos tienen corriendo interminablemente como cobayos en la ruedita de la vida.

La filósofa Diana Cohen Agrest revela, en la nota de tapa de esta edición, cómo el hombre fue creando asombrosos instrumentos y rebusques -desde el control remoto y los celulares hasta el delivery- para responder a la humana necesidad de la pereza. Y sin embargo, cuantas más herramientas tenemos, más cosas queremos hacer. No hay herramienta que calme esa ansiedad como de año nuevo. La rueda gira y gira, y nosotros estamos siempre cansados y con la tremenda culpa de que dejamos de hacer algo obligatorio y esencial: seremos, por lo tanto, castigados a raíz de esa deserción imperdonable.

No recuerdo, en este momento, más de cuatro días seguidos de pereza consciente. Dios o el diablo siempre me persiguen para que no me distraiga. Porque el sacrificio, como todo el mundo sabe, es lo más grande que hay.

Por Jorge Fernández Díaz


Director de adnCULTURA

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Esos Chicos

Conozco, desde hace tiempo, a una señora que tiene a los niños criados, al marido ocupado en sus cosas y la suerte, ella, de no tener que trabajar para ganarse la vida. Es una de esas mujeres afortunadas, con posición económica cómoda, dentro de lo que cabe, y que dispone de tiempo suficiente para dedicarlo a sí misma. Como todavía está de buen ver -fue muy guapa y todavía lo es-, no necesita dedicar horas a mantenerse en forma, pues tiene una forma estupenda. De maruja calza lo mínimo: no es de mucha tele -excepto los debates políticos, que se los zampa-, sino del tipo lectora. Devora libro tras libro; sobre todo, novelistas rusos y centroeuropeos, en ficción, e historia, ensayo y memorias sobre la primera mitad del XX. De bolcheviques, revoluciones y ocaso de la monarquía austrohúngara, entre otras cosas, sabe más que nadie. Disfruta con todo eso, sin otro objeto que el conocimiento en sí mismo. Saber y pensar. Ni se le ocurre escribir novelas, ni nada. Sólo tiene una profunda curiosidad por la vieja y zurcida Europa. Por comprender, a la luz de la memoria escrita y la cultura, el mundo que fue y el que es. El pasado que explica el presente y los seres que lo pueblan.


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Tiene tiempo libre, como digo. Y hace un par de años, en vez de meterse en un gimnasio o estirarse la piel, decidió hacer una segunda carrera universitaria. Volver a las aulas, estudiar de nuevo, asistir a clases que abrieran nuevas puertas a sus ganas de saber, a su mirada curiosa y lúcida. Empezó temiendo ser la abuelita Paz de su clase, pero se integró bien. Intercambia apuntes, hace trabajos en común. El año pasado, estudiando como una leona, aprobó el primer curso de una carrera de Humanidades. Está encantada. Feliz. Sobre todo, como ella dice, porque es maravilloso aprender sin otra ambición que el conocimiento. Y también porque, afirma, su respeto por los jóvenes es mayor desde que los trata cada día. "Estamos equivocados con ellos -sostiene-. La mayor parte de mis compañeros de clase son chicos cultos, de una tenacidad admirable. Con ganas de aprender. Con vocación, inteligencia y coraje. Nunca he vuelto a hablar despectivamente de un joven universitario desde que estoy de nuevo allí. Deberías decirlo en uno de tus artículos, Reverte. Es de justicia.

Porque sólo es otro mundo -afirma mi amiga-. El que viene. Chicos orientados hacia una manera diferente de ver la vida, nacidos en un territorio hostil, más desesperanzado que el de sus padres y abuelos. Con un futuro incierto, peligroso. Pero eso no mata su entusiasmo. Es cierto que muchos llevan impresa la mirada del soldado perdido: de quien sabe que el combate tiene pocas posibilidades de victoria. Sin embargo, es admirable verlos levantar la mano en clase para plantear preguntas o iniciar una discusión; la energía valerosa con que defienden lo que creen saber y se adentran en lo que les interesa. Su tenacidad, su sensatez. Una chica con piercings y la panza al aire, un muchacho desastrado, pueden hacer de pronto una observación o formular una pregunta que te hacen mirarlos, asombrada. Fascina observar cómo se afirman intelectualmente, adentrándose en su vocación. En sus sueños. Y no creas que van engañados: saben lo que les espera. Perfectamente. Su generación creció con la certeza del desempleo irremediable, del triste paisaje que les dejamos como herencia. Y sin embargo, es conmovedor verlos perseverar, tenaces, en lo que les pide el cuerpo. Persiguiendo lo que aman. Estudian hermosas carreras, en apariencia inútiles, porque la utilidad que persiguen es otra. Va más allá del simple ganarse la vida.

Hay imbéciles, claro. Muchos. Simple carne de cañón: borregos listos para el matadero. Pero ésos siempre los hubo; haz memoria, Reverte. En cuanto a mis actuales compañeros de clase, te sorprendería ver los libros que llevan, mezclados con los de Stieg Larsson y Ken Follet: clásicos griegos y latinos, o literatura de altísima calidad. Los hemos visto crecer pensando que son una generación irresponsable, analfabeta funcional, que poco sabe y menos quiere saber. Sin darnos cuenta de que las necesidades y el modo de aprender han cambiado, pero las ganas siguen. Si piensas en lo que a nuestra generación le enseñaron y lo que aprendió por su cuenta, comprenderás que es lo mismo. Estos chicos hacen idéntico esfuerzo al que hicimos nosotros; más admirable en su caso, pues ahora las interferencias son mayores. Los juzgamos con dureza al verlos todo el día con el ordenador y la tele, sin darnos cuenta de que ése es otro modo de formarse, que nosotros no tuvimos. Una herramienta útil, adecuada al tiempo que viven y a lo que les espera, que ellos manejan como nadie. Que los lleva más allá de donde a nosotros nos llevaban nuestros simples libros. Así que no te equivoques con ellos, amigo. Y deja de gruñir. Durante algún tiempo seguirá habiendo justos en Sodoma.

Arturo Pérez Reverte

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El tiempo enseña...

APRENDERÁS... Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y escoger un alma. Aprenderás que amar no significa apoyarse y que compañía no siempre significa seguridad. Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos ni promesas, y comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y con la tristeza de un adulto. Y.... aprenderás que debes construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos, y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío. Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado, aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte y alguna vez necesitarás perdonarlas. Aprenderás que hablar puede aliviar todos los dolores del alma. Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida. Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar su compañía.
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Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa qué es lo que tienes, sino a quién tienes en la vida. Que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir y que no tenemos que cambiar de amigos si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian. Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan, y quizás "después" sea demasiado tarde para decirles que las queremos o amamos. Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos. Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar. Descubrirás que lleva tiempo llegar a la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprenderás que no importa a donde llegaste sino a donde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve.... Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlan y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación siempre existen dos lados. Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario enfrentando las consecuencias. Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrirás que algunas veces la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte. Comprenderás que madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias que con los años vividos. Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones. Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese, le estarías quitando la esperanza. Aprenderás que cuando sientes rabia tienes derecho tenerla, pero eso no te da derecho a ser cruel. Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma en que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede. Porque hay personas que nos aman pero no saben cómo demostrarlo... Y descubrirás que no siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo. Aprenderás que con la misma severidad que juzgas a los demás también serás juzgado y en algún momento condenado. Aprenderás que no importa en cuántos pedazos tu corazón se parta, el mundo no se detiene para que lo arregles. Aprenderás que el tiempo no es algo que se pueda volver hacia atrás, por lo tanto debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez d e esperar que alguien traiga flores. Entonces, solo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar, que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más. ¡¡¡La vida realmente vale cuando tienes el valor de enfrentarla!!!

William Shakespeare.

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Para arrancar bien el día!!!!

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SEEE! FELIPE

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El coraje de no ser otro, que uno mismo.

Intentan que salgamos como salen las galletitas de un paquete, todas del mismo tamaño, color y sabor. Hacen que las necesidades y los deseos sean los mismos para cada uno de los que jamás seremos iguales. Quieren que caminen todos por la misma senda, que todos lleven el mismo andar en su caminar, que sonriamos y seamos todos iguales ante la alegría. Pretenden que las lágrimas caigan con la misma curva cuando los rostros son distintos. Arman cronogramas de vidas, imponiendo deseos que puede que jamás sean cercanos a los que muchos quieren para sus vidas. Pretenden que hablemos de la misma manera cuando no todos pasaron por los mismos diccionarios. Debemos ser, y luego parece que deseamos ser eso que debemos ser. Naturalizan nuestra forma de ser cuando no dejan el espacio a interrogarse, a decidir y sobre todo a dejar que se animen a ser a su modo, a lo distinto del molde. Plantean lo distinto como lo anormal, por ende lo que debe ser expulsado, cuando justamente el sabor de lo humano se encuentra en la distinción. En la diversidad podemos encontrar y aprender.
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Pero entonces no tiene sentido que de lo distinto se defiendan o sean atacados unos entre otros por sus distinciones o sus desigualdades. Es mas fácil acercarse y preguntar que es eso raro que es para mi pero que para el otro puede ser tan común como mi pregunta. Nos plantean el temor a lo diferente, cuando deberíamos de estar horrorizados por la posibilidad de terminar siendo todos iguales. ¿Cómo seria despertar al lado de alguien igual? Ir a trabajar y que el que esta al lado o enfrente nuestro sea igual a nosotros, por lo que haría que las conversaciones sean simplemente cortas, y exista solo la concordancia. Plantean que lo importante es un estilo, y no tener estilo propio. Plantean llegar a una butaca, y no buscar la propia butaca y que lo importante es animarse a entrar a la sala. Se hace fácil entonces entrar a la sala, ya que las butacas serán todas iguales, siempre que nos sentemos todos de la misma manera. Plantean la universalidad de los sentimientos, cuando seria muy pedagógico animarse a sentir las distintas posibilidades de emocionalidad que un humano puede vivir y palpar en el interior. Ahora es muy probable que en el interior lo sientan, pero lo mas probable también es que las expresiones terminen siendo todas las mismas, a pesar de las incongruencias que puedan conllevar con el sentir interior. Dicen que nos conviene hacer, y luego nos preguntan si nos parece bien eso que nos conviene hacer. Por seguridad dicen que es mejor pisar en las mismas huellas que piso el último que camino por el sendero, sin contar la sensación que tuvo el primero en marcar esas huellas, pero siempre contando lo bien y tranquilo que la vivió el ultimo que camino por ahí. Animarse, en eso consiste. Perderle el temor a la diferencia. Aparecen entonces los locos y los no locos. Los que comparten una manera de ser que por tener el poder de la masa, logran apartar a los distintos, sin pensar en la posibilidad de darle un lugar, ya que paradójicamente son distintos y los lugares no deberían ser solo para los “comunes”. ¿Será entonces que los comunes son los que no se animan a vivir su propia diferencia y llevarla a cabo? ¿Será que solo tiene coraje el loco de decir sus locuras? Y puede entonces que el reírse del distinto sea la manera mas básica de los comunes, para defenderse del miedo a decir lo que realmente siente y piensan. Si me planto como distinto a vos, podría ser que vos no me aceptes, por ende, mejor armemos un código mutuo donde los dos consigamos la seguridad, y el otro no vea la diferencia ajena y así no se asuste. Todo porque la diferencia pareciera que pasa a ser sinónimo de enfermedad, de rechazado, de algo mas que diferente. Seria mas fácil si simplemente se planteara la diferencia como justamente lo plantea el concepto en si, algo no igual a…algo que por ser distinto en su esencia, por ser diverso en su fabricación, jamás será igual al próximo producto. Y eso que muchos gastan la vida por ser lo que otros son, y llegado el momento nunca se animaron a demostrar lo que realmente sentían cada noche que apoyaban la cabeza en la almohada. Para los que no se animan o no les dan el lugar al coraje de ser distintos, de aceptarse para luego ser aceptados, invito a que se animen, a que sepan que ese animarse asusta, ese camino conlleva angustias y alegrías, trae tropezones y vaivenes emocionales. Trae muchas cosas que en el prejuicio muchos dirían que prefieren actuar lo mas creíble posible un personaje. Pero en el momento de ver que todo eso que trae es real, es de verdad humano, a comparación a las sensaciones que el personaje compartido conlleva, que por personaje ya da lo que se puede y no se puede sentir, muchos seguramente duden y piensen que es mejor animarse a sentir lo real de uno antes que vivir placeres artificiales. Robo cita de un autor “levemente pesado”, quien dice que no busca los placeres, si no la felicidad, porque los placeres sin felicidad no son placeres. Pues agrego a eso que la felicidad no es felicidad sin el coraje de encontrar la propia felicidad y no la esperable. Encontremos la propia felicidad sin molestar la ajena y seguramente encontraremos los propios placeres sin molestar los ajenos. Vivir con coraje no es lo mismo que tener el coraje de vivir.

20-12-2009

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Esencia Mapuche

Enero 2007

31-01-2007 (después del sur…para los cinco mulos)

Subir siempre cuesta más que bajar. Nuevamente a la vida entre montañas de cemento y calles de ripio asfaltadas, ferias de marca y carpas con ascensor; durmiendo en bolsas de dormir con patas y con vientos artificiales. Barrios plagados de tábanos humanos y el cielo a oscuras; lagos de agua estancada y espejitos de baño, fogones gasificados que mueren a elección, precipicios con barandas y mochilas con ruedas. Todo cambio, pero puede estar, lo que esta no se va a ir, pero se lo puede ver con otros ojos, y hacer que sean cosas que queremos que sean, para nutrirnos de lo que nos da hambre. No podemos sentir el olor ni el frío de la vida mapuche, pero la memoria es hoy el refugio de la ciudad. No hay que dejar que se nos haga una laguna de esa vida, sino traer los lagos a la vida urbana; puede que oscurezca antes de la cena, pero de nosotros depende que el día sea mas largo, y de nosotros también depende acalorarnos con fogones y guitarra, y no acomodarnos a las ventanas cerradas y el control remoto.
Me di cuenta que se puede vivir mejor sin estar condicionado por el lugar, se puede vivir en el sur estando en el norte, y si algún día me vuelvo a estresar que sea de exceso de tranquilidad y de paz, porque no quiero volver a depender de mi reloj, si puedo asociarme al sol. Por ultimo les pregunto, a cuanto piensan que estamos del sur? Porque yo se que estoy a solo 2 Km.

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Aventureiro




Sobre as espumas que borbulham contra o impacto das pedras
Você é uma onda que me cativa, encanto dos mais comuns...

Debaixo das amendoeiras somos um, sobre a areia do mar milhões...
E algo simples e incoenicíves, como uma estrela cadente na praia de Aventurerio!

O cheiro da planta queima a liberdade de uma nova manhã,
Com ondas grandes ou um simples caminhar na areia...

E percebemos que somos humanos, não livres
Mas temporariamente desprendidos das esquinas, passarelas e ar condicionado.

Vemos a ilha não como um habitat, mas um refúgio da alma,
Enterramos na areia as desilusões, afogamos no mar
O que deu de errado e pescamos a esperança de cada dia,
Sobre as ondas do mar fomos um.

Cheiro ainda vem às narinas!
Que seja a noite, assim posso olhar
As estrelas e lembrar das tuas formas
Sobre as montanhas de Parnaioca!

Leandro G. de Oliveira

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Las Ruinas Circulares

Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra. Lo cierto es que el hombre gris besó el fango, repechó la ribera sin apartar (probablemente, sin sentir) las cortaderas que le dilaceraban las carnes y se arrastró, mareado y ensangrentado, hasta el recinto circular que corona un tigre o caballo de piedra, que tuvo alguna vez el color del fuego y ahora el de la ceniza. Ese redondel es un templo que devoraron los incendios antiguos, que la selva palúdica ha profanado y cuyo dios no recibe honor de los hombres. El forastero se tendió bajo el pedestal. Lo despertó el sol alto. Comprobó sin asombro que las heridas habían cicatrizado; cerró los ojos pálidos y durmió, no por flaqueza de la carne sino por determinación de la voluntad. Sabía que ese templo era el lugar que requería su invencible propósito; sabía que los árboles incesantes no habían logrado estrangular, río abajo, las ruinas de otro templo propicio, también de dioses incendiados y muertos; sabía que su inmediata obligación era el sueño. Hacia la medianoche lo despertó el grito inconsolable de un pájaro. Rastros de pies descalzos, unos higos y un cántaro le advirtieron que los hombres de la región habían espiado con respeto su sueño y solicitaban su amparo o temían su magia. Sintió el frío del miedo y buscó en la muralla dilapidada un nicho sepulcral y se tapó con hojas desconocidas.

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El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma; si alguien le hubiera preguntado su propio nombre o cualquier rasgo de su vida anterior, no habría acertado a responder. Le convenía el templo inhabitado y despedazado, porque era un mínimo de mundo visible; la cercanía de los leñadores también, porque éstos se encargaban de subvenir a sus necesidades frugales. El arroz y las frutas de su tributo eran pábulo suficiente para su cuerpo, consagrado a la única tarea de dormir y soñar.

Al principio, los sueños eran caóticos; poco después, fueron de naturaleza dialéctica. El forastero se soñaba en el centro de un anfiteatro circular que era de algún modo el templo incendiado: nubes de alumnos taciturnos fatigaban las gradas; las caras de los últimos pendían a muchos siglos de distancia y a una altura estelar, pero eran del todo precisas. El hombre les dictaba lecciones de anatomía, de cosmografía, de magia: los rostros escuchaban con ansiedad y procuraban responder con entendimiento, como si adivinaran la importancia de aquel examen, que redimiría a uno de ellos de su condición de vana apariencia y lo interpolaría en el mundo real. El hombre, en el sueño y en la vigilia, consideraba las respuestas de sus fantasmas, no se dejaba embaucar por los impostores, adivinaba en ciertas perplejidades una inteligencia creciente. Buscaba un alma que mereciera participar en el universo.

A las nueve o diez noches comprendió con alguna amargura que nada podía esperar de aquellos alumnos que aceptaban con pasividad su doctrina y sí de aquellos que arriesgaban, a veces, una contradicción razonable. Los primeros, aunque dignos de amor y de buen afecto, no podían ascender a individuos; los últimos preexistían un poco más. Una tarde (ahora también las tardes eran tributarias del sueño, ahora no velaba sino un par de horas en el amanecer) licenció para siempre el vasto colegio ilusorio y se quedó con un solo alumno. Era un muchacho taciturno, cetrino, díscolo a veces, de rasgos afilados que repetían los de su soñador. No lo desconcertó por mucho tiempo la brusca eliminación de los condiscípulos; su progreso, al cabo de unas pocas lecciones particulares, pudo maravillar al maestro. Sin embargo, la catástrofe sobrevino. El hombre, un día, emergió del sueño como de un desierto viscoso, miró la vana luz de la tarde que al pronto confundió con la aurora y comprendió que no había soñado. Toda esa noche y todo el día, la intolerable lucidez del insomnio se abatió contra él. Quiso explorar la selva, extenuarse; apenas alcanzó entre la cicuta unas rachas de sueño débil, veteadas fugazmente de visiones de tipo rudimental: inservibles. Quiso congregar el colegio y apenas hubo articulado unas breves palabras de exhortación, éste se deformó, se borró. En la casi perpetua vigilia, lágrimas de ira le quemaban los viejos ojos.

Comprendió que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen los sueños es el más arduo que puede acometer un varón, aunque penetre todos los enigmas del orden superior y del inferior: mucho más arduo que tejer una cuerda de arena o que amonedar el viento sin cara. Comprendió que un fracaso inicial era inevitable. Juró olvidar la enorme alucinación que lo había desviado al principio y buscó otro método de trabajo. Antes de ejercitarlo, dedicó un mes a la reposición de las fuerzas que había malgastado el delirio. Abandonó toda premeditación de soñar y casi acto continuo logró dormir un trecho razonable del día. Las raras veces que soñó durante ese período, no reparó en los sueños. Para reanudar la tarea, esperó que el disco de la luna fuera perfecto. Luego, en la tarde, se purificó en las aguas del río, adoró los dioses planetarios, pronunció las sílabas lícitas de un nombre poderoso y durmió. Casi inmediatamente, soñó con un corazón que latía.

Lo soñó activo, caluroso, secreto, del grandor de un puño cerrado, color granate en la penumbra de un cuerpo humano aun sin cara ni sexo; con minucioso amor lo soñó, durante catorce lúcidas noches. Cada noche, lo percibía con mayor evidencia. No lo tocaba: se limitaba a atestiguarlo, a observarlo, tal vez a corregirlo con la mirada. Lo percibía, lo vivía, desde muchas distancias y muchos ángulos. La noche catorcena rozó la arteria pulmonar con el índice y luego todo el corazón, desde afuera y adentro. El examen lo satisfizo. Deliberadamente no soñó durante una noche: luego retomó el corazón, invocó el nombre de un planeta y emprendió la visión de otro de los órganos principales. Antes de un año llegó al esqueleto, a los párpados. El pelo innumerable fue tal vez la tarea más difícil. Soñó un hombre íntegro, un mancebo, pero éste no se incorporaba ni hablaba ni podía abrir los ojos. Noche tras noche, el hombre lo soñaba dormido.

En las cosmogonías gnósticas, los demiurgos amasan un rojo Adán que no logra ponerse de pie; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo era el Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado. Una tarde, el hombre casi destruyó toda su obra, pero se arrepintió. (Más le hubiera valido destruirla.) Agotados los votos a los númenes de la tierra y del río, se arrojó a los pies de la efigie que tal vez era un tigre y tal vez un potro, e imploró su desconocido socorro. Ese crepúsculo, soñó con la estatua. La soñó viva, trémula: no era un atroz bastardo de tigre y potro, sino a la vez esas dos criaturas vehementes y también un toro, una rosa, una tempestad. Ese múltiple dios le reveló que su nombre terrenal era Fuego, que en ese templo circular (y en otros iguales) le habían rendido sacrificios y culto y que mágicamente animaría al fantasma soñado, de suerte que todas las criaturas, excepto el Fuego mismo y el soñador, lo pensaran un hombre de carne y hueso. Le ordenó que una vez instruido en los ritos, lo enviaría al otro templo despedazado cuyas pirámides persisten aguas abajo, para que alguna voz lo glorificara en aquel edificio desierto. En el sueño del hombre que soñaba, el soñado se despertó.

El mago ejecutó esas órdenes. Consagró un plazo (que finalmente abarcó dos años) a descubrirle los arcanos del universo y del culto del fuego. Íntimamente, le dolía apartarse de él. Con el pretexto de la necesidad pedagógica, dilataba cada día las horas dedicadas al sueño. También rehizo el hombro derecho, acaso deficiente. A veces, lo inquietaba una impresión de que ya todo eso había acontecido... En general, sus días eran felices; al cerrar los ojos pensaba: Ahora estaré con mi hijo. O, más raramente: El hijo que he engendrado me espera y no existirá si no voy.

Gradualmente, lo fue acostumbrando a la realidad. Una vez le ordenó que embanderara una cumbre lejana. Al otro día, flameaba la bandera en la cumbre. Ensayó otros experimentos análogos, cada vez más audaces. Comprendió con cierta amargura que su hijo estaba listo para nacer -y tal vez impaciente. Esa noche lo besó por primera vez y lo envió al otro templo cuyos despojos blanqueaban río abajo, a muchas leguas de inextricable selva y de ciénaga. Antes (para que no supiera nunca que era un fantasma, para que se creyera un hombre como los otros) le infundió el olvido total de sus años de aprendizaje.

Su victoria y su paz quedaron empañadas de hastío. En los crepúsculos de la tarde y del alba, se prosternaba ante la figura de piedra, tal vez imaginando que su hijo irreal ejecutaba idénticos ritos, en otras ruinas circulares, aguas abajo; de noche no soñaba, o soñaba como lo hacen todos los hombres. Percibía con cierta palidez los sonidos y formas del universo: el hijo ausente se nutría de esas disminuciones de su alma. El propósito de su vida estaba colmado; el hombre persistió en una suerte de éxtasis. Al cabo de un tiempo que ciertos narradores de su historia prefieren computar en años y otros en lustros, lo despertaron dos remeros a medianoche: no pudo ver sus caras, pero le hablaron de un hombre mágico en un templo del Norte, capaz de hollar el fuego y de no quemarse. El mago recordó bruscamente las palabras del dios. Recordó que de todas las criaturas que componen el orbe, el fuego era la única que sabía que su hijo era un fantasma. Ese recuerdo, apaciguador al principio, acabó por atormentarlo. Temió que su hijo meditara en ese privilegio anormal y descubriera de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo! A todo padre le interesan los hijos que ha procreado (que ha permitido) en una mera confusión o felicidad; es natural que el mago temiera por el porvenir de aquel hijo, pensado entraña por entraña y rasgo por rasgo, en mil y una noches secretas.

El término de sus cavilaciones fue brusco, pero lo prometieron algunos signos. Primero (al cabo de una larga sequía) una remota nube en un cerro, liviana como un pájaro; luego, hacia el Sur, el cielo que tenía el color rosado de la encía de los leopardos; luego las humaredas que herrumbraron el metal de las noches; después la fuga pánica de las bestias. Porque se repitió lo acontecido hace muchos siglos. Las ruinas del santuario del dios del fuego fueron destruidas por el fuego. En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.

Jorge Luis Borges