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Boogie on reggae woman - Stevie Wonder



Un crack!

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Sin buscarlo ni esperarlo, y sobretodo engañosamente, volví a vivirnos de manera idéntica a cómo fue.
Todo fue como yo sabía que sería. Hermoso, reconfortante.
Todo aquello que alguna vez la felicidad abandonó, se hizo verdad en mí.

Involuntariamente fui avanzando en ese recuerdo tan real en el presente, y a medida que fui pisando sobre las mismas huellas, fui vislumbrando lejana e inocentemente el destino final real, y el destino final de mi recuerdo.

En una pequeña luz de conciencia y casi transpirando (o llorando?), me hallé en la difícil e imposible decisión de, o darme vuelta y morir un poco, o mantenerme en la misma posición y creer que ella estaría mirándome con sus ojos de amanecer.

Decidí mantenerme y seguir recordando. No sé qué fue peor. Una vez de vuelta en esa ilusión verdadera, recordé cual era el destino final real.

Creo que tendría que haberme dado vuelta y no terminar de matar lo nuestro.

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Rockotocompás - Habana Abierta

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Breakfast in Bed - UB40

Chango creo que hoy necesitás un poco de este gran tema:



jajaja

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Templo de Chico Cesar

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Una historia de caballos...



Si el uso de animales de tiro (caballos, burros, asnos…) supuso una gran mejoría en las comunicaciones y en el transporte de mercancías, también hay que reconocer que las ciudades y sus habitantes tuvieron que adaptarse a este “revolucionario” medio de transporte.

En muchas calles los carros provocaban atascos, el ruido de los carruajes era muy molesto, causaban atropellos mortales – en 1900 murieron 200 neoyorkinos por esta causa – y el peor de todos: el estiércol.

Un caballo produce entre 14-16 kg por día de estiércol, cuando el número de caballos era reducido existía un mercado del estiércol muy próspero ya que se utilizaba, y se utiliza, como abono para los campos de cultivo. Pero a finales del XIX , con una población de casi 3 millones, había más de 200.000 caballos. El mercado del estiércol ya no podía absorber toda la “producción” y se comenzó a distribuir por los alrededores de New York (en algunos lugares se amontonaba en pilas de 18 metros).

Estas ingentes cantidades de estiércol eran un foco de moscas y ratas, en verano el hedor era insoportable y cuando llegaban las lluvias la ciudad se convertía en un mar de estiércol.

Llegó el problema a tal extremo que en 1898 tuvo lugar en New York la primera conferencia internacional de planificación urbana, siendo el tema “estrella” el estiércol. La conferencia estaba prevista para 10 días pero al no encontrar solución al problema, la conferencia se disolvió al tercer día. La solución llegaría de mano del avance tecnológico: se sustituyó el caballo por el tranvia.

Una consecuencia urbanística de los problemas del estiércol son las cinematográficas escaleras neoyorkinas que ascienden desde la calle hasta la entrada en la primera planta. Así se evitaban los “mares de estiércol”.


Fuente: Superfreakonomics - Steven Lewitt

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Cómo ocurrió...



Mi hermano empezó a dictar en su mejor estilo oratorio, ése que hace que las tribus se queden aleladas ante sus palabras.
-En el principio -dijo-, exactamente hace quince mil doscientos millones de años, hubo una gran explosión, y el universo...
Pero yo había dejado de escribir.
-¿Hace quince mil doscientos millones de años? -pregunté, incrédulo.
-Exactamente -dijo-. Estoy inspirado.
-No pongo en duda tu inspiración -aseguré. (Era mejor que no lo hiciera. Él es tres años más joven que yo, pero jamás he intentado poner en duda su inspiración. Nadie más lo hace tampoco, o de otro modo las cosas se ponen feas.)-. Pero, ¿vas a contar la historia de la Creación a lo largo de un periodo de más de quince mil millones de años?
-Tengo que hacerlo. Ése es el tiempo que llevo. Lo tengo todo aquí dentro -dijo, palmeándose la frente-, y procede de la más alta autoridad.
Para entonces yo había dejado el estilo sobre la mesa.
-¿Sabes cuál es el precio del papiro?- dije.
-¿Qué?
Puede que esté inspirado, pero he notado con frecuencia que su inspiración no incluye asuntos tan sórdidos como el precio del papiro.
-Supongamos que describes un millón de años de acontecimientos en cada rollo de papiro. Éso significa que vas a tener que llenar quince mil rollos. Tendrás que hablar mucho para llenarlos, y sabes que empiezas a tartamudear al poco rato. Yo tendré que escribir lo bastante como para llenarlos, y los dedos se me acabaran cayendo. Además, aunque podamos comprar todo ese papiro, y tu tengas la voz y la fuerza suficientes, ¿quién va a copiarlo? Hemos de tener garantizados un centenar de ejemplares antes de poder publicarlo, y en esas condiciones, ¿cómo vamos a obtener derechos de autor?
Mi hermano pensó durante un rato. Luego dijo:
-¿Crees que deberíamos acortarlo un poco?
-Mucho -puntualicé, si esperas llegar al gran público.
-¿Qué te parecen cien años?
-¿Qué te parecen seis días?
-No puedes comprimir la Creación en sólo seis días -dijo, horrorizado.
-Ése es todo el papiro de que dispongo -le aseguré-. Bien, ¿qué dices?
-Oh, está bien -concedió, y empezó a dictar de nuevo-. En el principio...
-¿De veras han de ser solo seis días, Aaron?
- Seis días, Moisés -dije firmemente.

Isaac Asimov

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Rayuela. Capítulo 68




Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

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Rayuela. Capítulo 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Julio Cortázar.

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Satellite - Eddie Vedder



Tema del nuevo cd de Eddie Vedder, Ukulele Songs. Muy lindo cd...les dejo el link de descarga de taringa:
http://www.taringa.net/posts/musica/10463932/Eddie-Vedder---Ukulele-Songs-_WMA_2011_.html

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Templo - Chico César

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CROQUIS EN LA ARENA

La mañana se pasea en la playa empolvada de sol.

Brazos.
Piernas amputadas.
Cuerpos que se reintegran. Cabezas flotantes de caucho.

Al tornearles los cuerpos a las bañistas, las olas alargan sus virutas sobre el aserrín de la playa.

¡Todo es oro y azul!

La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes. Mi alegría, de zapatos de goma, que me hace rebotar sobre la arena.

Por ochenta centavos, los fotógrafos venden los cuerpos de las mujeres que se bañan.

Hay quioscos que explotan la dramaticidad de la rompiente. Sirvientas cluecas. Sifones irascibles, con extracto de mar. Rocas con pechos algosos de marinero y corazones pintados de esgrimista. Bandadas de gaviotas, que fingen el vuelo destrozado de un pedazo blanco de papel.

¡Y ante todo está el mar!

¡El mar!... ritmo de divagaciones. ¡El mar! con su baba y con su epilepsia.

¡El mar!... hasta gritar

¡basta!

como en el circo.


OLIVERIO GIRONDO

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Expiación

Allí,
bajo la tierra,
más lejos que los ruidos,
que el polvo,
que las tumbas;
más allá del azufre,
del agua,
de las piedras;
allí,
en lo convulso,
donde todo se parte,
donde todo se funde,
en ígneo cataclismo,
en calcinante escoria,
en bullente derrumbe,
en mineral catástrofe;
allí, allí
en cráteres
inestables,
voraces,
en fétidos apriscos,
en valles torturados;
allí,
en lo caótico;
sumido
amalgamado
en una pasta informe,
viscosa,
putrefacta;
las lenguas carcomidas por vocablos hipócritas,
los pulmones que criban anhelos de serpiente,
las esponjosas manos embebidas de usura,
las vísceras heladas de batracios humanos,
los sexos que trafican disfrazados de arcángeles,
las vértebras roídas por rencores insomnes,
todo, todo
hacinado,
revuelto,
confundido,
en un turbio amasijo
de infección
y de pústulas;
adentro del estruendo,
hundido en el abismo,
en una pira enorme
de expiación,
de exterminio.

Allí,
en lo profundo,
debajo de la tierra,
te extrañé.




NOTA: el poema es de Oliverio Girondo, aunque no es el original, está apenas editado.

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Mc Guevaras o Che Donalds